domingo, 3 de octubre de 2010

Engañoso es el corazón más que todas las cosas. ¿Quién lo conocerá? Jr. 17:9




Cuando uno es adolescente se convierte en un romántico empedernido. Empieza a escuchar música con letras que ni siquiera entiende a la perfección pero con las cuales se identifica en sobremanera. Es más, en el mundo en el que vivimos hoy en día hay muchos adultos que reaccionan de igual manera. Proclamando sus sentimientos y las decisiones hechas por seguir a su corazón. Sin embargo, muchas veces las cosas que desea nuestro corazón no son las que realmente el Señor quiere para nosotros. Algo de eso me ha venido sucediendo en estos últimos meses.



Cuando uno le entrega su vida al Señor, pasa por la famosa etapa de la “luna de miel” en donde todo es color de rosa y el Señor te da todas esas emociones para que lo experimentes en verdad pero, ¿Qué sucede cuando estos acontecimientos van bajando gradualmente? Es más, qué sucede cuando esto ya no ocurre en la vida del creyente en Cristo? ¿Acaso Dios se alejó? Yo me convertí un 08 de Febrero del 2007 y desde ese entonces he pasado por muchas etapas: las de crecimiento espiritual y también las del “invierno del corazón” como lo mencionaría Rick Warren en su libro 40 días con propósito.

Toda la primera parte del año me la pasé pensando que tal vez había hecho algo malo para que el Señor ya no desee hablarme más de cerca pero luego de repetidas jaladas de orejas descubrí que Él tan solo estaba paciente esperando a ver mi pronta reacción ante su aparente silencio. La segunda mitad del año me la pasé buscando más emociones que su presencia en realidad. Finalmente me di cuenta de que trataba todo: Poner mis ojos tan solo en Jesús, el autor y el consumador de nuestra fe (de mi fe) Heb. 12:2

Soy del tipo melancólico combinado con colérico y los problemas que tuve cuando el Señor llegó a transformar mi vida no están resueltos al cien por ciento pero si puedo atreverme a afirmar que eso me preocupa pero ya no tanto porque estoy segura que él me irá perfeccionando hasta el día de Jesucristo.
Gracias a Él, y como nunca antes, he podido experimentar su más grande amor y preocupación por mí. Pueden creer que hasta Satanás pasó por mi mente la idea de mi “aparente salvación”? Estos últimos meses he sido atacada por toda clase de pensamientos: mi conversión, mis capacidades profesionales, mi peso, mi estado sentimental. Finalmente, el Señor habló: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Cor. 12:9

Cuando te estás haciendo el sordo el Señor no habla, el Señor grita para que lo puedas entender y si eso no resulta, pues te samaqueará hasta que te haga entrar en razón. Joven, no confíes en tus propias fuerzas ni mucho menos en tus sentimientos o en lo que tu corazón pueda sentir. Más bien, ¡Fíate del Señor con todo tu corazón! y el poco a poco te mostrará la salida y la verdadera respuesta a todas tus preguntas.Es mi deseo que sólo busques al Señor! ¡Que te vuelvas rumiante de la Palabra! y como lo dice el Salmo 1:2 Que en la ley de Jehová esté tu delicia y que en ella medites de día y de noche”




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