jueves, 12 de agosto de 2010

Libre o esclavo








Devocional: Marcos 5:4

"Todos los hombres son libres y esclavos al mismo tiempo. Esto es parte de la limitación del simple hecho de ser humano; pero tenemos la oportunidad de escoger a quién hemos de servir."










Muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos. Nadie lo podía dominar.
Marcos 5:4
Del hombre del espíritu impuro se dice que nadie lo podía dominar. Las cadenas más fuertes eran rotas, y los intentos por retornarlo a la sociedad se veían frustrados, por lo que, abandonado del mundo, vivía entre los sepulcros desnudo y, paradójicamente, esclavizado.


La historia del endemoniado gadareno es una historia de contradicciones aparentes, de paradojas que revelan verdades profundas y urgentes: el hombre que nadie podía dominar estaba dominado por los demonios que habitaban en su interior.

Como este hombre hay muchísimos hoy en día. No se sujetan a nadie. Habitan los sepulcros de sus propios vicios y pasiones, y mientras proclaman su pretendida libertad revelan que son esclavos de su propia perversión.

Al final de la historia el mismo hombre, liberado del poder del mal, está listo para sujetarse a Cristo. Los cristianos conocemos esa sensación. Incluso cuando pecamos nuestro anhelo más ferviente es poder sujetarnos en obediencia de Cristo, porque sujetándonos a él es que somos libres del mundo, y liberándonos de él es que nos hacemos esclavos del mundo.

Todos los hombres son libres y esclavos al mismo tiempo. Esto es parte de la limitación del simple hecho de ser humano; pero tenemos la oportunidad de escoger a quién hemos de servir. Si servimos a la vida, ciertamente viviremos; pero si servimos a la muerte, ese será nuestro final:

En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de élfueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (…) Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de graciay de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.
Juan 1:1-4, 14

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