La gran mayoría de gente piensa que los feriados son días en los que debes ir de paseo, relajarte y sencillamente dedicarte a pasarla bien por todo lo duro que has trabajado hasta esta primera parte del año. Después de todo, a nadie le cae a mal unos cuantos días lejos de la rutina agotadora en la que se puede convertir tu empleo. Yo no fui una excepción, me dediqué a relajarme, tanto, que pasé por alto muchas cosas importantes, como el hecho de que estaba en el desierto.
Nos reunimos muy temprano en la mañana para nuestra meditación dominical y como profesora de inglés se me asignó la traducción de un boletín dominical, el cual, debido a mi extremado sentido de la responsabilidad, terminé apenas pasada la media hora de llegar a casa. El mismo, trataba de Jesús en el desierto y cómo fue que él había resistido a tanta tentación. La palabra clave: COMUNION!!! Cosa que yo estaba perdiendo poco a poco. Toda esta semana ha sido tan estresante para mí que me deje llevar por todo lo que pudiese. A mí nunca me atormentaron bestias pero, sí las cosas del siglo 21: chat, películas, vagancia con los amigos, dormir hasta tarde y poca comunicación con mi Padre. Mi excusa: Hey! He trabajado tanto! Me merezco un poquito de diversión! Cuando pienso en Cristo, me pregunto: Acaso el descansó un poquito? Todo el tiempo que estuvo en el ministerio fue sometido a lo peor y jamás desistió, nunca se quejó. Es más, lo aceptó todo en un grado de obediencia tal, que hace que me avergüence de mi misma.
Cristo vino en calidad de siervo. Todo lo contrario a como me he portado toda esta semana. Quise que todos estuvieran a mi disposición ya que, como trabajo tanto, debían disfrutarme las pocas horas que pasaba con ellos. Me dejé tentar en el desierto y no pasé las pruebas. Motivo: NO TENÍA LA ARMADURA DE DIOS TOTALEMENTE PUESTA. Lo que por asociación me lleva a Efesios 6: 10-20. Este pasaje vino a mi corazón de la nada. Perdón, este pasaje, Dios lo puso en mi corazón para que relacione ideas. “Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” Ef. 6: 12 – 13
Ser Hija de Dios tiene más sentido ahora que nunca, me hace sentir muy importante saber que una vez en su mano, nada me podrá separar de Él. Podrá haber distracciones y pruebas pero debo mostrarme victoriosa en todas ellas. No soy perfecta y Dios me hace verlo cada día cuando me dice que debo parecerme más a Él en su condición de siervo. Poner a los demás, antes que a mí, dejar el egocentrismo de lado y saber que mas allá de mi nariz hay personas que necesitan el evangelio a gritos! Tener espíritu misionero y compasión por las almas es algo que Cristo espera no sólo de mí sino de todo su pueblo. Ahora, lo sientes tu también así? Ponte la armadura, para que no caigas tanto como yo y verás los sorprendentes resultados! De gente tan natural, Dios puede hacer cosas sobrenaturales! Pídele perdón a Dios y sigue delante de manera distinta! La vida cristiana es una lucha constante que solo cesará en el día de Jesucristo!
Alabado seas Tú, oh Padre!
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