viernes, 4 de enero de 2008

Fuerza en la debilidad



Frente a los retos y desafíos del ministerio; frente a las pruebas y tormentas en la senda del cristiano; frente a la oportunidad de vivir el verdadero costo del discipulado, no podemos hacer otra cosa que reconocer nuestra insuficiencia y pobreza. Nos preguntamos, entonces, de dónde obtener fortaleza; nos preguntamos de dónde viene el poder para seguir adelante.

Moisés dijo "No puedo yo solo soportar a este pueblo: es una carga demasiado pesada para mí. Y si así vas a hacer tú conmigo, te ruego que mes muerte, si he hallado gracia a tus ojos, para que yo no vea mi mal" (Num 11: 14,15); y David escribió "Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores" (Salmo 6:6,7); Elías, "Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Reyes 19:4); y Pablo le escribió a Timoteo: "En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon ..." (2 Timoteo 4:16); es evidente, entonces, que existe una percepción de soledad e incomprensión en aquellos que pretenden andar en la voluntad del Señor. El nuevo testamento lo explica de la siguiente manera:

"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; pero los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados" (2 Timoteo 3:12,13)

El versículo nos plantea una encrucijada; de un lado tenemos el sendero al que nos llevan las pisadas de Cristo, ese es el sendero que pasa por el ministerio en sacrificio, por las calumnias y las intrigas de los enemigos de la Cruz, pasa también por desiertos de tentación y de Calvario. Pero el otro camino es verdaderamente malo, está poblado por malos hombres que viven y se alimentan del engaño, ajenos a la verdad liberadora de Cristo. El segundo camino puede verse más conveniente, porque pareciera que todo va bien en él, en ese camino no hay incomprensión ni persecución (los falsos profetas no tuvieron que ser perseguidos como Elías), todo pareciera amor y corrección, pero es un camino de mentira; el supuesto amor, es una caricatura conveniente que consiste en hacerse el de la vista gorda, y la santidad no es otra cosa que preservar la reputación a toda costa.

Frente a la falsa seguridad de la mentira y los sobrecogedores desafíos del caminar con Cristo ¿De dónde proviene el ánimo para seguir adelante?

Hebreos 12: 1,2 nos da la respuesta:

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios"
Hebreos 12:1,2

Cuando seamos tentados, pongamos los ojos en Cristo, quien nos muestra en su cuerpo partido lo odioso del pecado; cuando seamos perseguidos, calumniados y odiados por causa de la Palabra, miremos a Cristo, quien padeció insultos, calumnias y muerte por causa de nosotros; miremos a Cristo cuando sintamos deseos de abandonar nuestro llamado, para nunca olvidar su amor perfecto, su misericordia entrañable y esta salvación tan grande.








Video: Jorge Ugarriza

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4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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