Antes de entrar a clase, por la tarde, recibí una llamada por parte de uno de mis grandes mentores, amigos y hermanos en la fe. Me invitaba a una graduación de la que yo iba a ser parte. Y vaya! recién me enteraba! Pues para variar, estaba tan inmiscuida en mi trabajo que arduamente hacia caso a cualquier otra cosa que proviniese de fuera. Sin embargo, estando ahí, en plena ceremonia, pude ver que el Señor aun no ha acabado conmigo y que desea que direccione mis pisadas.