martes, 2 de noviembre de 2010

VIVE LA VERDADERA LIBERTAD


10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
10:24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
10:25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia;
10:26 porque del Señor es la tierra y su plenitud.
10:27 Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.
10:28 Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.
10:29 La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?
10:30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?
10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
10:32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
10:33 como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
1Co 10:23-11:1

Pablo presenta cuatro principios básicos para vivir la verdadera libertad cristiana:
1. Edificación antes que gratificación (v. 23): muchas veces caemos en el error de pensar que tenemos libertad incluso para pecar porque estamos “cubiertos” por la gracia de Dios, pero no todo lo que hacemos en verdad es beneficioso o provechoso para nosotros como cristianos. Debemos buscar lo que edifica no lo que satisfaga nuestros caprichos.
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