"Aquél respondiendo dijo:
- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo"
Mateo 10:27
La condición comunitaria no es solamente una "intuición filosófica", sino que está manifestada en la experiencia cotidiana. La distinción radica en la determinación del fundamento de la comunidad. Así, por ejemplo, Aristóteles hacía fundar el carácter social del hombre en la naturaleza, la cual lo habría dotado de un elemento socializador o relacionante mucho más poderoso que al del resto de los seres: la palabra.
La Biblia por su parte, fundamenta la capacidad relacional humana en su constitución espiritual y en los propósitos del Creador. El hombre es un ser creado para la comunión, en principio, para establecer una relación de amor con Dios y con su prójimo; pero también para vivir en armonía con el resto de la creación.
El amor, en ese sentido, es un deber que nos retorna a la esencia misma de la constitución humana.
El amor, en ese sentido, es un deber que nos retorna a la esencia misma de la constitución humana.